Pronóstico de Huracanes para el año Niño 2023, su impacto y medidas preventivas en los sistemas de agua potable y de alcantarillado[i]
La sinopsis del Reporte del 8 de junio recién pasado del Centro de Predicción Climática de la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica) de Estados Unidos de América, es categórico en afirmar que: “Las condiciones de El Niño están presentes y se espera que se fortalezcan gradualmente en el invierno del Hemisferio Norte de 2023-24”.[1] Detrás de esta predicción está la medición del calor anómalo generalizado debajo de la superficie del Océano Pacífico ecuatorial. Esto último tiene una relación directa con la formación de huracanes pues el inicio de estos depende precisamente de la alta temperatura de los océanos.
La perspectiva de la NOAA para la temporada de huracanes en el Atlántico de 2023, que va del 1 de junio al 30 de noviembre, predice un 40 % de probabilidad de una temporada casi normal, un 30 % de probabilidad de una temporada por encima de lo normal y un 30 % de probabilidad de una temporada por debajo de lo normal estación.
NOAA pronostica un rango de 12 a 17 tormentas con nombre en total (vientos de 39 mph o más). De esos, 5 a 9 podrían convertirse en huracanes (vientos de 74 mph o más), incluidos 1 a 4 huracanes importantes (categoría 3, 4 o 5; con vientos de 111 mph o más). NOAA tiene un 70% de confianza en estos rangos. Para la NOAA, estos pronósticos permiten afirmar que esta temporada de huracanes será normal.[2]
Como se sabe, el Niño afectará amplias áreas de la Tierra con sequías importantes, lo cual no es condición para que no se presenten también huracanes.
Ante la ocurrencia de estos eventos en los sistemas de agua y alcantarillado, especialistas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)[3], identifican cuatro acciones clave que corresponde realizar a las empresas de agua u operadores municipales o comunales:
- Analizar el tipo y severidad de la emergencia e identificar los componentes críticos de la red de abastecimiento y recolección: Personal, instalaciones y equipos, fuentes de agua, sistemas de aducción y conducción, instalaciones de tratamiento, almacenamiento, energía eléctrica, transporte y comunicaciones. Por ejemplo, si después de un huracán, las plantas de tratamiento de aguas están paralizadas, hay que identificar cuáles serían las fuentes alternativas de agua potable.
- Proveer ayuda de emergencia para salvar vidas: evacuar primero y reparar luego. Si se ha dañado la represa de un reservorio o si la falla puede ser inminente, es más importante evacuar primero a las personas ubicadas en la trayectoria de la inundación y luego comenzar las reparaciones de la represa.
- Reducir la probabilidad de lesiones o daños. Durante esta fase, el público debería ser informado sobre el estado del servicio y recomendaciones u órdenes de cómo proceder, cómo hervir el agua y otras notificaciones de emergencia.
- Realizar reparaciones de emergencia basándose en prioridad de la demanda. Esto implica llevar a cabo las reparaciones u otras acciones que proveerán servicio a clientes o para satisfacer demandas con prioridad, como instalaciones médicas, albergues temporales y puntos de abastecimiento de agua potable para sectores aislados o con interrupción del servicio.
Estos fenómenos naturales no son recientes ni se deben en su totalidad al cambio climático. Forman parte de la dinámica del planeta. Por eso, desde hace 25 años, la OPS/OMS elaboró el documento “Mitigación de desastres naturales en sistemas de agua potable y alcantarillado sanitario”[4], en el cual señalaron con mayor detalle cuáles eran, por experiencia, los daños parciales o totales debidos a huracanes:
- Afectaciones en las instalaciones, puestos de mando y otras edificaciones de una empresa u organización, tales como rotura de vidrios, techos, inundaciones, etc., debido a la fuerza de los vientos.
- Roturas de tuberías, en pasos expuestos, tales como ríos y quebradas, debido a correntadas.
- Roturas y desacoples de tuberías en zonas montañosas por deslizamientos de tierra y correntadas de agua.
- Roturas y daños en las tapas de los tanques elevados y asentados sobre terreno.
- Contaminación de agua en los tanques y tuberías.
- Roturas de tuberías y falla de estructuras por asentamientos del terreno, debido a inundaciones.
- Daños en sistemas de transmisión y distribución de energía eléctrica, ocasionando la interrupción en la operación de equipos, instrumentos y medios de comunicación.
- Si el viento es lo suficientemente fuerte podría derribar uno o más tanques de almacenamiento y causar, en forma secundaria, daños derivados del vaciamiento brusco del volumen de agua almacenada (que puede ser de varios miles de m3), además del daño producido por el propio derrumbe de la estructura de cañerías de conexión y en las instalaciones aledañas.
Otro documento de la OPS/OMS sobre el mismo tema[5], indica que como medidas preventivas ante la llegada de huracanes debían de darse las siguientes medidas preventivas:
En la medida de lo posible:
- Se debe evitar establecer instalaciones en valles estrechos, en las partes altas de los cerros o en áreas costeras.
- En las estructuras se deben aplicar técnicas de construcción resistentes a los huracanes.
- Los árboles se deben usar como rompevientos pero no demasiado cerca de las instalaciones.
- Las tuberías no deben estar ubicadas a lo largo de una ribera o camino costero y se debe reducir el número de tuberías que cruzan el río.
- Es necesario verificar si los tanques grandes de almacenamiento están llenos antes de la tormenta para evitar rupturas.
- Estos tanques deben estar ajustados internamente y sujetados con soportes.
- La instalación de válvulas de cierre manual o de flujo regulado automáticamente ayudarán a evitar pérdidas de los reservorios.
- Se deben instalar y cerrar los obturadores para lluvias.
- Se debe tratar de mejorar la estructura de los puntos de captación de los ríos e instalar válvulas de limpieza en las tuberías.
- Antes de que llegue el huracán, es importante limpiar los filtros y cerrar los puntos de captación del agua.
[1] https://www.cpc.ncep.noaa.gov/products/analysis_monitoring/enso_advisory/ensodisc.shtml
[2] https://www.noaa.gov/news-release/2023-atlantic-hurricane-season-outlook
[3] https://blogs.iadb.org/agua/es/3405/
[4] https://ec.europa.eu/echo/files/evaluation/watsan2005/annex_files/
[5] El agua en situaciones de emergencia. OPS/OMS.
https://www.paho.org/es/file/57111/download?token=ccp0r_ef
[i] Por MSc Ingeniería Ambiental, Nelson Medina Rocha, Junio 12,2023